Azul de la rabia

Opina - Sociedad

2016-05-30

Azul de la rabia

No soy influencer, ni blogger, ni youtuber. Al momento de escribir esta columna, tengo 40 seguidores en Twitter y, a los “invisibles” como yo, no les presta atención @almacenesexito y mucho menos @invimacolombia.

Hace un año, después de darle muchas vueltas, me hice vegetariana y estoy en el proceso de transición al veganismo. Y no se preocupen que no les voy a echar un evangelio sobre por qué no debemos seguir matando seres sintientes solo para satisfacer nuestros gustos y tradiciones y de paso acabar con el planeta. Pero sí quiero poner en discusión la ingenuidad e inconciencia con que nos llevamos la comida a la boca. En este año he aprendido sobre los alimentos, más allá de cuáles son los que engordan y los que no, pues me tocó aprender a cocinar y a encontrar un buen balance en mis comidas, porque ustedes ya saben que los vegetarianos nos volvemos todos flacos y amarillos.

Para que no se sientan más atacados con las palabras con “V”, hablaré de alimentación consciente, que está muy de moda y ojalá siga estándolo por los siglos de los siglos. Alimentarse conscientemente no es hacer una dieta, sino tener plena claridad de la procedencia de todo lo que ponemos en nuestro cuerpo. Sea cual sea el origen de nuestras motivaciones: espirituales, de salud, éticas o ambientales, es el momento de no ir más por el mundo sin conocer el impacto de nuestras decisiones e indiferencias en nosotros mismos, en otros seres y en el planeta.

Hace unos días, por pura y simple goma, logré colarme en un proyecto periodístico y conocí a una de las inventoras de un colorante azul natural proveniente de la Jagua, un árbol originario de Sudámerica de cuyo fruto, aparte de extraer el pigmento con el que muchos nos hicimos tatuajes temporales, también se extrae un pigmento azul que sirve como colorante de alimentos y que no es tóxico ni peligroso para la salud. Muy afortunados somos, porque en el Chocó tenemos Jagua hasta para pintar el arroz.

Como estoy aprendiendo a cocinar, me fui para Almacenes Éxito a buscar ingredientes para mis experimentaciones culinarias y al lado de mis adoradas almendras, encontré una línea de colorantes que prometían ser de origen vegetal. Uno de ellos era azul, pensé que era de Jagua y me emocioné por poder jugar en la cocina con mi color favorito. Pero en el empaque del producto no se especificaba su composición, en él solo se leía; INGREDIENTES: Colorante Vegetal para alimentos. Por el beneficio de la duda, lo compré. Dos mil ochocientos cuarenta pesos por dos sobres.

Foto de: Carolina Campuzano

Foto de: Carolina Campuzano

En repetidas ocasiones, le pregunté a Almacenes Éxito y al Invima vía Twitter sobre la procedencia del colorante para convencerme de que era seguro usarlo en mis alimentos. Luego de mucha insistencia, @ExitoTeSirve me respondió y me indicó un correo electrónico al cual les escribí y me dieron una cadena de respuestas muy poco acertada y ninguna aclarando la fiabilidad del producto. No entraré en detalles sobre lo risible de las respuestas, pues mi desencanto no es contra el community manager, aunque se notó que no le prestó atención a mis inquietudes y que no les interesa aclarar el asunto, así que decidí apartar el supuesto colorante vegetal de mi cocina y pretendo ir a cambiarlo por un maní. El Invima, hasta el momento, sigue mudo, pese a que el registro sanitario del colorante azul se le expidió a uno de achiote del que dudo mucho pueda extraerse el color ofrecido.

La situación me dejó muy indignada, así que me di a la tarea de leer un poquito sobre los colorantes azules que son utilizados en el mecato, dulces, bebidas y alimentos que consumimos hoy. Encontré que los colorantes sintéticos no añaden ningún valor nutricional a los alimentos y pueden ser peligrosos, llegando incluso a causar cáncer. No me da pena confesar que lloré al leer que fueron testeados en ratas y estas desarrollaron cáncer de cerebro. Resulta que uno de ellos, llamado  Azul Nro2, es uno de los más peligrosos. Está asociado a hiperactividad en los niños y al crecimiento de células anormales. Aún así lo siguen utilizando en todo lo que nos venden y, muchas veces, sin explicarnos de dónde proviene ¿Tan convencida está la industria de nuestra falta de conciencia?

Seguramente, una loca con 40 seguidores en Twitter no supone la más mínima amenaza para las grandes empresas, pero si somos más los locos conscientes y exigimos respeto por nuestra salud y nuestra vida, @ExitoTeSirve, @invimacolombia y todas las demás marcas a las que no les importa el impacto de sus indiferencias, no podrán callarnos con su silencio.

Continuaré experimentando y esperando respuesta, sobre todo del Invima para que, como ciudadana me indique qué posibilidades tengo de adquirir colorantes naturales en el mercado colombiano. Prefiero arriesgarme apoyando la industria nacional que consumir productos sintéticos que ya están prohibidos en otros lugares más allá de nuestras fronteras.

Alimentarse conscientemente es saber elegir y saber por qué elegimos los alimentos, es estar conectados con nuestro cuerpo y con el planeta que los provee. Pueden llamarlo hippismo, hipsterismo o bobada, pero es preferible a un lento suicidio infundido.

Un día, alguien me dio un golpe de realidad y me dijo que los humanos no somos compasivos con otros humanos ni con los animales porque no somos compasivos con nosotros mismos. Así que empecemos por no hacernos daño con lo que comemos.

 

( 16 ) Comentarios

  1. Excelente para no ser blogger profesional, escribes mejor que los redactores de Semana y El espectador….

  2. ReplyDora Luz Echeverri

    Felicito tu tenacidad para llegar al fondo de las cosas. Nunca podemos fiarnos de colorantes que se venden por precios que estén al alcance de todos. Desafortunadamente los colorantes verdaderamente naturales y además de esto inocuos para la saludo no están al alcance de todos.
    Estos colorantes como amarillos Nº2 son tan perjudiciales como el azul que igualmente venden como colorantes «vegetales»

    • ReplyCarolina Campuzano Diosa

      Gracias Dora! Cuando se trata de nuestro bienestar y el bienestar del mundo en el que vivimos, es necesario estar siempre atentos y pensar en el impacto de nuestras decisiones.

  3. Muy buen artículo! Yo también soy vegetariano y cada día aprendo un poco más sobre como alimemtarme mejor, creo que en los números está la fuerza y si cada vez somos más quienes exigimos alimentos de calidad, eso obliga a su vez a la industria a cambiar!! Excelente artículo, muy bien escrito!

    • ReplyCarolina Campuzano Diosa

      Gracias Santiago! Qué bueno que te gustó. Desde que tomé la decisión de ser vegetariana, no he parado de aprender ni un solo día, no sólo sobre nuevas opciones de alimentos, sino sobre todas las consecuencias de nuestras acciones diarias. Y me da alegría cada vez que encuentro un nuevo vegetariano.

  4. Excelente, nada mejor que tener conciencia de lo que se come… tener amor propio ante todo y promover esto en la familia y todos los seres que amamos. Muy bien.

    • ReplyCarolina Campuzano Diosa

      Gracias Tatiana! Todos los días compruebo que al tomar decisiones y realizar actos conscientes, siembras al menos una inquietud en quienes tienes cerca y los cambios van llegando poco a poco.

  5. Estimada opinóloga. Comparto de tu escrito eso de que investigaste «un poquito», porque creo que es lo único sensato que allí se puede leer. Y tampoco voy a hablar, como bien lo dices tú, de esa gente con espíritu misional que trata de convencer sobre su verdad aunque diga lo contrario. Tampoco me meteré con lo sentimental que obliga a opinar contra todo lo que se oponga a lo que uno considera «bueno»: lo /natural/, el negocio de un colorante sacado de un árbol… En oposición, claro está, a una cadena de almacenes, y a una entidad tan oscura como el invima. Es que finalmente esto es una página de opinión y usted aquí puede hablar como quiera desde que suene medianamente interesante, no importa que fondo no tenga. En su investigación /poquita/, miró usted las cantidades que necesita consumir una persona, para que los colorantes polémicos, esos de los que tanto hablan en internet, afecten la salud? Se dio cuenta cuáles el cuerpo los vs almacenando? Supo, preguntó siquiera al fabricante, porque nunca lo mencionó, algo sobre este colorante? Qué nombre recibe el colorante que usted compró? Está segura que es el mismo azul n2? ¿Comprobó, además, que el colorante que allí venden no era vegetal, sino artificial? Cómo lo hizo? ¿dónde podemos encontrar ese estudio? Si la persona que usted contactó hace parte del grupo de química de la UdeA que hace ya algunos años patentaron el colorante azul natural —no recuerdo si también para alimentos— por favor, pida un poco más de información al profesor que dirigió esa investigación. Él con todo el gusto la va a orientar más sobre los mitos de los colorantes que tanto eco hacen los que investigan /un poquito/. Como periodista leer este tipo de artículos, y en general este tipo de medios, también, al igual que a usted le pasó imaginándose a una rata con cáncer en el cerebro (deplorable por cierto) me producen ganas de llorar.

    • ReplyCarolina Campuzano Diosa

      Ya tiene usted las preguntas para escribir un texto periodístico de bastante investigación.
      Qué bueno que me llama opinóloga porque, como ciudadana, tengo derecho a serlo. Qué bueno que existen estos medios donde la opinión y el debate no son un monopolio.

  6. Pero dijo que no iba a «echar un evangelio» y sigue con un párrafo de «alimentarse conscientemente»
    Estoy dee acuerdo con el comentario de Santiago, falto investigación.

  7. Sinceramente un artículo muy vago, falta de conclusiones con respecto al problema, falta registro de las acciones para ser más coherente el porque de la «respuesta inconclusa del Invima». Si realmente no deseabas tener vasto contenido en el artículo, tenías que generar una conclusión y unos datos más ceñidos con respecto a la cuestión.

  8. ¡Gracias Carolina! Me parece inspirador que alguien tenga la generosidad y paciencia para compartir estas búsquedas y luchas que, considero, son gigantes y suman mucho. La desinformación es peligrosísima y también la nubosidad en el cumplimiento de normas tan básicas y respetuosas con el consumidor como hacer visibles y claros los ingredientes de un alimento.

    No somos sujetos hermitaños ni «El náufrago»; somos colectivo, sociedad, y como tal, estaría muy bueno movernos juntos, organizarnos; preguntar, debatir, buscar explicaciones y hacer demandas necesarias: siempre en comunidad. Puede significar mucho para nuestra evolución como sociedad que no sigamos rodando como piezas sueltas, cada uno por su lado salvándose su propio pescuezo, y no solo en estos entornos de alimentación consciente y salud pública; pero al fin, en sentimo más amplio, en pro de justicia social, convivencia ciudadana y otro pocotón de entornos vitales más.

    • ReplyCarolina Campuzano Diosa

      Gracias ColoresMari! Exactamente, esta es una búsqueda, esa es la mejor definición. Debemos, todos lo días, preguntar(nos), confrontar(nos). Nuestras decisiones y nuestros actos no están aislados, no son solo ”nuestro problema”, tienen un impacto gigante y, a veces, grave.

  9. Y no se hubiera evitado todo el show en Twitter y tanta indignación en este vegarticulo, si desde un principio llama a la fábrica del colorante?

    Muy flojito el artículo.

  10. Independiente de sus comentarios acerca de sus hábitos alimenticios, muy respetables por cierto, le aconsejo que se de una «vueltica» por las plazas de mercado populares antes de que el Doctor Peñalosa las desaparezca. Los Almacenes Éxito y otros no son la única opción …..

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Carolina Campuzano Diosa
En Plutón me encuentran llorando por los animales que se comen en la tierra